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La ansiedad social es un trastorno que afecta a millones de personas en el mundo, dificultando su capacidad para interactuar en situaciones sociales. Este problema puede generar inseguridad, miedo a ser juzgado y evitación de eventos sociales de manera que puede impactar en la vida personal y profesional.
Esta puede hacer que situaciones comunes, como hablar en público, conocer gente nueva o incluso realizar actividades cotidianas como comer en un restaurante, se sientan abrumadoras. Este trastorno afecta tanto a hombres como a mujeres y, si no se trata, puede derivar en aislamiento social, baja autoestima y otras complicaciones emocionales.
La ansiedad social, también conocida como fobia social, es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo intenso y persistente a ser evaluado o juzgado en situaciones sociales. Las personas con ansiedad social suelen preocuparse por ser humilladas, rechazadas o criticadas, lo que las lleva a evitar interacciones o eventos. Pueden asistir a reuniones sociales, pero siempre estando pendientes de lo que sucede alrededor y atentas a que pase algo que les pueda afectar negativamente. Si están presentes, están en tensión. Esa tensión provoca que su actitud deje de ser espontánea y que tienda a reflejar una imagen en los demás que puede provocar en la persona ansiosa una confirmación de sus peores sospechas. Puede provocar, sin quererlo, que la profecía se cumpla.
Este trastorno no se limita a la timidez o nerviosismo ocasional; se trata de una condición que puede interferir significativamente en la vida cotidiana, afectando relaciones, oportunidades laborales y la calidad de vida en general. La ansiedad social puede presentarse tanto en situaciones específicas, como hablar en público, como en un espectro más amplio, afectando casi todas las interacciones sociales.
Aunque la timidez y la ansiedad social comparten ciertas características, no son lo mismo:
La ansiedad social tiende a ser más persistente e incapacitante que la timidez, y requiere intervención profesional para su tratamiento.
Los síntomas de la ansiedad social pueden variar en intensidad, pero generalmente incluyen manifestaciones físicas, emocionales y conductuales. Reconocerlos es el primer paso para buscar ayuda.
Estos síntomas suelen aparecer al anticipar o enfrentar situaciones sociales, y pueden intensificarse dependiendo de la gravedad del trastorno.
La ansiedad social provoca una sensación constante de alerta, lo que puede generar fatiga emocional y estrés acumulado.
Además de los anteriores, también pueden presentarse esta variedad de síntomas:
La ansiedad social puede ser causada por una combinación de factores genéticos, ambientales y psicológicos. Algunos de los más comunes incluyen:
Las personas con antecedentes familiares de trastornos de ansiedad tienen más probabilidades de desarrollar ansiedad social. Esto sugiere que podría haber una predisposición genética para este tipo de trastorno.
Eventos como el acoso escolar, críticas constantes o humillaciones en la infancia pueden desencadenar miedo a las interacciones sociales. Estas experiencias suelen dejar una marca duradera en la forma en que una persona percibe las relaciones con los demás.
Tener estándares poco realistas sobre cómo se debe actuar en sociedad puede aumentar el temor al juicio y la evaluación. Las personas con ansiedad social suelen preocuparse excesivamente por cometer errores o parecer incompetentes.
Las normas culturales también pueden influir en la ansiedad social. En algunas culturas, existe una gran presión para cumplir con estándares sociales específicos, lo que puede aumentar el estrés en situaciones sociales.
Aunque la ansiedad social puede ser debilitante, existen estrategias y tratamientos efectivos para superarla. Aquí te presentamos algunos pasos prácticos para manejar este trastorno.
Terapia Estratégica Integradora
El terapeuta estratégico utilizará las técnicas de comunicación más adecuadas para intervenir y persuadir a la persona que sufre de este tipo de ansiedad social para que utilice las herramientas y recursos que construirán durante la sesión terapéutica. Estas herramientas van a ayudar a la persona con ansiedad social a cambiar su percepción de las situaciones fóbicas y a devolverle la capacidad de interacción bajando su nivel de ansiedad hasta ser capaz de moverse de forma adecuada y libre en sus relaciones sociales.
El EMDR ayuda a identificar y reprocesar experiencias pasadas que contribuyen a la ansiedad social, reduciendo su impacto emocional. También transforma creencias negativas sobre uno mismo, promoviendo una autoimagen más positiva. Además, disminuye síntomas como la ansiedad intensa, la evitación social y la autoconciencia excesiva, mejorando el bienestar general.
Incorporar técnicas como la respiración profunda, la coherencia cardiaca, la meditación o el yoga puede reducir los síntomas físicos de la ansiedad y mejorar el control emocional. Estas prácticas no solo ayudan a reducir el estrés, sino que también promueven un mayor bienestar general.
Enfrentar los miedos sociales de manera progresiva, comenzando por situaciones menos intimidantes, puede ayudar a reducir la ansiedad con el tiempo. Por ejemplo, hablar con un pequeño grupo antes de enfrentar una multitud puede ser una estrategia útil.
Si los síntomas de la ansiedad social interfieren significativamente con tu vida diaria, es importante buscar ayuda profesional. Un psicólogo puede ayudarte a identificar las causas del trastorno y a trabajar en estrategias personalizadas para superarlo.
Buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso valiente hacia el bienestar. La ansiedad social es tratable, y con el enfoque adecuado, puedes recuperar tu confianza y disfrutar de una vida más plena.
La ansiedad social puede ser un obstáculo para disfrutar de relaciones significativas y aprovechar oportunidades importantes. Sin embargo, con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, es posible superarla y vivir una vida más plena.
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