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Psicologia Clínica Adultos

Los trastornos de ansiedad son condiciones en las que una persona experimenta constantemente inquietud y malestar, ya sea con o sin motivo aparente. En el caso de la ansiedad generalizada, esta sensación de incomprensión e inquietud acompaña a la persona durante todo el día. Cuanto más se insiste desde su entorno en que se tranquilice, mayor puede ser la sensación de incomprensión y malestar. Es importante abordar estos trastornos de ansiedad para ayudar a la persona a encontrar alivio y mejorar su calidad de vida.

Fobias

Las fobias son otro tipo de trastorno de ansiedad y existen diversos tipos. Algunas fobias comunes incluyen la fobia social, la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), la agorafobia (inseguridad ante la posibilidad de perder el control y experimentar pánico en espacios abiertos o muy concurridos) y las fobias simples o específicas, como la zoofobia (miedo a los animales), la entomofobia (miedo a los insectos), la amaxofobia (miedo a conducir), la aerofobia (miedo a volar en avión), la belonefobia (miedo a las agujas), la hemofobia (miedo a la sangre), la testofobia (miedo a los exámenes), entre otras.

Las fobias pueden ser incapacitantes, ya que el temor experimentado por la persona puede afectar su vida diaria y llevarla a evitar la causa de su miedo o buscar ayuda para enfrentarlo. Sin embargo, estas estrategias de evitación o dependencia de otros para afrontar las fobias suelen agravar el problema, ya que el miedo solo se supera cuando se afronta directamente.

Las crisis de pánico son motivo frecuente de consulta en psicología clínica. Estas crisis se caracterizan por tener episodios agudos de ansiedad en los que el paciente experimenta diversos síntomas desagradables, tanto a nivel psíquico como físico, que pueden generar un temor intenso a sufrir un infarto o perder el control de la mente.

En terapia, se emplean estrategias efectivas para desbloquear estas crisis y ayudar al paciente a manejar sus síntomas de manera más adecuada.

La hipocondría es otro trastorno común en el ámbito de la psicología clínica de adultos. Consiste en una preocupación excesiva y constante por la propia salud, acompañada del temor a padecer enfermedades graves o a que cualquier síntoma mínimo se convierta en algo grave. Las personas hipocondríacas suelen buscar constantemente atención médica y realizar múltiples pruebas, lo cual puede generar una gran angustia y afectar negativamente su calidad de vida.

Las obsesiones y compulsiones son síntomas característicos del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Las obsesiones se presentan en forma de pensamientos no deseados y recurrentes que generan malestar, mientras que las compulsiones son comportamientos repetitivos que se realizan en un intento de reducir la ansiedad causada por las obsesiones.

Las obsesiones pueden adoptar diversas formas, como pensamientos indeseados, comportamientos repetitivos o rituales compulsivos. Estos pensamientos indeseados pueden ser intrusivos y persistentes, generando una gran ansiedad en la persona que los experimenta.

La depresión es una dolencia cada vez más común en la consulta debido a la fuerte presión a la que nos vemos sometidos diariamente, las dificultades que enfrentamos en la vida y nuestra forma personal de percibir el entorno y resolver los problemas cotidianos.

Los síntomas que definen el perfil depresivo incluyen tristeza, trastornos del sueño y la alimentación, cansancio excesivo, desmotivación, apatía, falta de ilusión y renuncia a las cosas placenteras de la vida.

Los desórdenes de personalidad se caracterizan por la falta de control de las emociones, lo cual provoca serias dificultades en las relaciones sociales, familiares y laborales. Estas personas, a menudo, son etiquetadas en el lenguaje popular como personas tóxicas, lo cual genera impotencia en aquellos que conviven con un familiar o tienen una relación de pareja, con alguien que presenta este perfil.

Normalmente, las personas con desórdenes de personalidad experimentan altibajos emocionales difíciles de explicar, ya que ellos mismos tienen dificultades para definir lo que les sucede. Suelen ser personas sumamente egoístas, que evaden asumir responsabilidad por sus errores y culpan a los demás de los problemas que surgen en la relación.

El trabajo terapéutico con los familiares o parejas de la persona conflictiva puede resultar beneficioso. Esta aproximación busca mejorar la comunicación, establecer límites saludables y fomentar la resolución de conflictos en el contexto de la relación.

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