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Psicologia Clínica Adolescente

La psicología clínica del adolescente se ocupa de los problemas de salud mental que, a menudo, se presentan en esta etapa de edad comprendida entre los 12 y los 18 años. Se centra en abordar los desafíos específicos de esta etapa, sobre todo a nivel emocional y cognitivo, tales como la identidad, la autonomía, la toma de decisiones, la presión social o los trastornos alimentarios. A partir de los 10 años ya solemos trabajar directamente con el menor.

Adicción a la tecnología

Para los adolescentes la tecnología es, actualmente, el medio más importante, por no decir el único, de sociabilizarse.

Quedan con los colegas a través de aplicaciones tipo Whattsap, se ponen al día y “gossipean” a través de la tecnología; en el patio del colegio intercambian información sobre los videojuegos que están más “Top”.

Los medios que utilizan nuestros adolescentes resultan de lo más adictivos: ¡evidentemente los que los fabrican ya procuran que lo sean!

La manera de intervenir de los padres y el modelo que reflejan son muy importante para que el menor aprenda a utilizar los aparatos tecnológicos de una manera adecuada, para no acabar ser devorado por ellos

Es muy diferente de la que hemos utilizado hasta ahora, mientras que ha sido un niño.

Tenemos un blog que da algunas pautas para comunicarse de forma que la hija o el hijo adolescente pueda captar el mensaje del adulto, y viceversa.

Utilizar el respeto para dirigirnos al adolescente resulta conveniente, pues resultará asimismo un modelo que él mismo se verá obligado a usar. Introducir conversaciones sobre temas de actualidad y, sobre todo, ESCUCHAR lo que necesita expresar. A menudo oímos, pero sin atender realmente los mensajes que nos dirigen.

La competitividad y la sobreinformación a las que nuestros niños y jóvenes están expuestos en la actualidad dificultan la gestión de las relaciones sociales. La presión por ser el mejor, el más popular y tener más likes puede generar una importante y peligrosa autoexigencia social en estos jóvenes, llegando incluso a niveles de estrés excesivos. Siempre están alerta para cumplir con lo que creen que se espera de ellos en el ámbito social y esto puede desencadenar otros problemas.

El adolescente vive en la inseguridad, ya que está sometido a cambios fisiológicos importantes que acusa psicológicamente. Por esto su conducta se puede ver alterada, con reacciones más infantiles, con respuestas y actitudes incoherentes… Lo importante es observar la manera que tienen de gestionar las situaciones importantes; su forma de pensar y de reaccionar ante las dificultades.

El adolescente no desea que estemos encima y lo controlemos, pero necesita saber que el adulto está presente siempre, “por si acaso”.

La información a la que se tiene acceso hoy día es inacabable. La gente joven sabe ir a buscar lo que le interesa y, como ha pasado siempre, llega la información. Sin embargo actualmente, la sobreinformación que llega a través de internet puede llegar a afectar a chicos o chicas que todavía no están preparadas para asumirla y puede deformar las ideas que tienen sobre el sexo. Esto podría incidir en la manera de abordar la vida sexual de los jóvenes.

Hacerse daño con quemaduras, cortes, arrancarse el cabello, u otras formas de autolesión aparecen cuando el adolescente sufre: dolor y rabia son las emociones que acompañan este tipo de reacción. Algunos estudios dicen que la mayoría de las que se autolesionan son mujeres. Lo hacen para combatir el dolor emocional: si tengo dolor físico, puedo olvidarme del emocional. También como autocastigo. En ocasiones surge como una “epidemia” entre un grupo de compañeras de clase que se contagian emocionalmente. La autolesión esconde a menudo un trauma vivido y no superado. La persona que se autolesiona tiene también un bajo concepto de si misma, problemas de tipo relacional y suele acompañarse de disfunciones alimentarias; a veces éstas no llegan a ser un trastorno, pero, de no atenderlas, seguramente acabarán siéndolo.

La adolescencia afronta diferentes temores:

  • La aceptación social
  • El futuro académico y profesional
  • La aceptación del propio YO, tanto físico como psíquico
  • El éxito, en general, tal y como se vende a nivel social

 

Que estos temores sean mejor o peor gestionados por el, o la, adolescente dependerá de los mensajes que haya recibido sobre todo durante la infancia, a nivel familiar. Los inputs que de niños recibimos estructuran una futura personalidad que se irá desarrollando de una manera más fuerte y confiada, o más vulnerable.

Los miedos adolescentes son los causantes de la mayoría de las patologías que acuden a nuestras consultas. La tecnología está siendo un detonante muy poderoso que aumenta estos miedos, cuando intervienen las redes sociales. La familia sigue teniendo un gran protagonismo a la hora de paliar los efectos negativos en estas situaciones.

¿Conoces nuestro libro, Padres en Acción?

En su lectura, encontraréis información y pautas interesantes y útiles para aligerar aquellos momentos bajos de la magnífica tarea que tenemos encomendada: ser padres.