Cómo dejar de sobrepensar
Todos hemos estado allí: esa situación en la que no podemos dejar de darle vueltas a algo. La reacción cuando nos preocupa algo es pensar. Pensar para resolver. Eso funciona…
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A menudo se considera que detrás de un niño o un adolescente problemático existe una carencia afectiva, sin embargo es en las familias hiperprotectoras donde encontramos mayores dificultades relacionales.
Tienden a sustituir a los hijos haciéndoles la vida más fácil; suelen intervenir inmediatamente ante cualquier dificultad del hijo; con el fin de anticiparse a los posibles problemas de los hijos, suelen controlar sus vidas de forma sistemática; son padres preocupados siempre por la salud física, el éxito escolar, la alimentación…todo lo que se refiera a sus hijos.
Cuando el hijo tiene actitudes inconvenientes, estos padres suelen reaccionar reprochando, sin actuar con firmeza o de forma resolutiva.
En este escenario las normas suelen ser cambiantes y muy flexibles, y los hijos son complacidos rápidamente por miedo a que sufran o se enfaden.
Detrás de todas estas acciones hay un mensaje que los padres quieren enviar: “ Te quiero y te protejo”, sin embargo, sin ser conscientes, hay otro mensaje que les llega de forma mucho más potente y dice: “Lo hago por ti, porque tu no vas a saber hacerlo”.
Puedo evitar afrontar consecuencias punibles; mis padres solucionan todo, yo tengo los derechos y puedo evitar responsabilidades. Tengo derecho a que me regalen y me premien…
Como consecuencia encontramos:
Hijos dependientes de los padres, con bajo nivel de tolerancia a la frustración y poca o nula responsabilidad. A menudo estos niños tendrán dificultades para relacionarse con sus iguales y pueden tener dificultades asimismo para adaptarse en diferentes entornos.
Entonces, la hiperprotección es una sencilla manera de construir personas inseguras, miedosas y agresivas, ¿verdad?
Si te reconoces en la descripción y temes que eso suceda, aprovecha ese miedo para boicotear paso a paso esta manera de hacer y puedes utilizar la siguiente estrategia: encuentra una pequeña dificultad diaria que tus hijos deberán resolver y así les ayudarás a que se conviertan en adultos capaces y seguros.
“Nosotros, la madre y el padre, le damos todo a nuestros hijos, sacrificándolo todo por ellos, incluyendo nuestra propia felicidad». Este es el peor regalo que los padres pueden hacer al niño.
Anton Makarenko
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Esperamos que este artículo te haya ayudado.
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*Foto de Brian Gordillo en Unsplash
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