Hablemos del MIEDO: del miedo que estamos viviendo aquí y ahora. Miedo a contagiarnos, a contagiar a un ser querido, al futuro, que en estos momentos es un interrogante.

Pertenecemos a una sociedad occidental caracterizada por su hedonismo , hemos vivido hasta ahora movidos por el principio del placer, desarrollando necesidades de “lo quiero aquí y ahora”, de lo contrario me frustro y no soy feliz.

El Coronavirus y sus consecuencias nos ha caído como un mazazo en la cabeza. Es todo lo contrario a nuestras costumbres del cómo se debe vivir, del tener éxito a base de ser una persona rica, bella y joven..

Tenemos miedo no sólo de la enfermedad, de lo que vamos a sufrir si la tenemos (esa resistencia al sufrimiento que tampoco entra mucho en nuestro “way of life”), y de lo que vamos a perder, o ya estamos perdiendo.

El sentimiento de pérdida relacionado con lo material se suele vivir como un desgarro en nuestra civilización. ¡Es símbolo de fracaso!

Ahora nos vemos obligados a reconducir toda esta manera de funcionar; la epidemia nos sumerge a la fuerza en el cambio: ¿cómo lo vamos a llevar? 

Históricamente el ser humano ha recurrido a argumentos más profundos cuando ha tenido que enfrentarse a desastres: la religión, el arte, la música o la literatura. Allí las personas encontraban consuelo, en las obras y pensamientos de otras personas, en el crear propio o en el placer de conocer lo que otros creaban. Recursos para seguir adelante. Pero eso, también es, encontrarse consigo mismo: ¿lo sabremos hacer nosotros desde nuestra tecnología, desde nuestro materialismo?

Sí, tenemos los recursos; todos tenemos en nuestro interior los recursos necesarios, solamente hay que encontrarlos. La capacidad de adaptarse y superar el trauma vivido se llama RESILIENCIA.

Y todos, podemos tener esa capacidad porque no es innata, se aprende.

Para llegar a ser resiliente necesitamos conocer y asumir nuestras capacidades y límites, utilizar el buen sentido del humor ante las dificultades, ser a la vez realistas y positivos, gestionar bien las emociones e intentar rodearnos de amabilidad, y CREAR.

CREAR es “Producir una determinada cosa a partir de la capacidad artística, imaginativa o intelectual de una persona”.

¿Lo estamos aplicando a nuestra situación actual?, ¿De qué manera puede ayudarnos nuestra creatividad para sentirnos mejor y tomar el camino de la resiliencia? 

Únicamente a través del conocernos a nosotros mismos podemos lograr calma y paz interior. Nuestra forma de vivir hasta ahora ha atendido a las necesidades físicas y emocionales, obviamente necesidades básicas, 

pero nos hemos quedado con lo más superficial de esta gestión. Necesitamos ser capaces de relajarnos, encontrar un tiempo para estar con nosotros mismos, para así poder hacer introspección. Poder escuchar nuestro YO interior, nuestro cuerpo, entender porqué hacemos lo que hacemos, ver cómo estamos funcionando con nosotros mismos y con los que nos rodean, para poder elegir de tal forma que, desde el autoconocimiento, obtengamos la calma y la serenidad que necesitamos para salir de cualquier situación satisfechos con nosotros mismos.

Un ejemplo:

Piensa: ¿Qué puedo hacer yo para ayudar? Busca, respóndete y hazlo. Piensa, en la medida que te sea posible, en lo que te rodea, abre tu mirada al exterior, no te quedes solamente con lo tuyo negativo, con tu miedo… ¿Cuáles son los recursos que has desarrollado en estos días para resolver algo?, ¿Qué estás haciendo o qué puedes hacer en beneficio de alguien, de tu familia, amigos, de los vecinos?

Piensa y actúa

Estaremos encantadas de conocer todo aquello que te está ayudando a sostenerte, a sobrevivir, e incluso a ser feliz en este complicado momento, tu resiliencia…¿Cuáles están siendo esos recursos que estás descubriendo en ti y en los que te rodean y que os ayudan a estar presentes, a seguir adelante y afrontar la situación, los miedos, la incertidumbre? escríbenos aquí o a nuestro buzón de correo.  

 

Muchas gracias,