Epigenética: Cómo nuestro entorno afecta nuestra genética
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El abuso en una relación no es solamente ser agredido físicamente o verbalmente, puede ser mucho más sutil. El maltrato emocional o psicológico puede ser difícil de detectar, ya que no deja secuelas visibles, como lo hace el maltrato físico. Se reconoce por conductas que intervienen en la baja autoestima de la víctima, que va a cambiar poco a poco en su manera de relacionarse con las personas cercanas; estas sí van a reconocer estos cambios y son las que intentarán ayudar a la víctima a reconocer la situación patológica que está viviendo. El abusador manipulará a la víctima y utilizará el desprecio, la intimidación, la amenaza y la humillación con el único fin de controlarla.
«La violencia, sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso.»
-Jean Paul Sartre-
Se habla usualmente del amor con control cuando estamos en pareja, pero también se da en las relaciones de amistad y en familia, entre padres e hijos. El maltrato emocional o psicológico no afecta únicamente en el momento en que se sufre, sino que puede reaparecer más tarde como un trastorno post traumático; además de, como hemos señalado anteriormente, provocar un cambio importante en la autoestima de la persona abusada, quien reaccionará con cambios profundos de conducta. La víctima de un abuso o maltrato psicológico cambia de manera de actuar en sus relaciones, siendo las personas más cercanas a ella las que notarán estos cambios, que se pueden reflejar en lo siguiente:
La persona que maltrata quiere que confundamos control con cuidado y preocupación. Es la misma que necesita saber del otro todo el tiempo, conocer lo que hace y con quien está; se altera hasta el enfado si deja de tener del otro toda la información que exige y todas las respuestas a sus preguntas: ”si no me contesta los whatsapp y las llamadas me pongo nervioso”… esta actitud refleja que la relación es una relación de dependencia, en donde esta persona asume el rol del controlador/abusador.
– Estar siempre presente incluso cuando no es invitado, visitas inesperadas y sorpresa cuando estamos con otras personas.
– Muchas llamadas y whatsapps interesado en lo que hacemos y dónde estamos y con quién.
– ¿Tienes la impresión de que estás «caminando sobre cáscaras de huevo» todo el tiempo, muchas veces por ser víctima de celos irracionales?
– Te humilla o te avergüenza, hipercrítico.
– ¿ Intenta controlar o manipular la forma de cómo yo comprendo la realidad, o lo que yo creo, como aceptable o inaceptable?
– Amenazas, chantajes: si tus haces eso, yo haré….
– Me siento impotente y sin esperanza con esa persona..
– Te hace culpable de vuestros problemas.
– Acaba convenciéndome de que cuando pierde el control y tiene conductas inaceptables socialmente es por mi culpa, o porque me quiere muchísimo.
– Intenta compensar el abuso con regalos, cariño o altruismo para que la víctima se relaje.
– Te aísla de amigos y familiares.
– Te amenaza con hacerse daño si le dejas, a ti o a alguien importante para ti.
En el caso de maltrato psicológico de pareja podemos incluir lo siguiente, en el ámbito de la relación sexual:
Identificar el maltrato psicológico puede ser un proceso complejo y doloroso. A menudo, las víctimas pueden encontrar difícil incluso reconocer que están siendo maltratadas. Sin embargo, conocer algunos indicios puede ayudar a aclarar la situación.
Si te encuentras justificando constantemente las acciones de tu pareja o de alguien cercano ante tus amigos y familia, es posible que estés en una relación tóxica. La necesidad de excusar comportamientos hirientes o de minimizar la gravedad de ciertas situaciones suele ser un mecanismo de defensa para evitar confrontaciones directas.
El maltrato psicológico a menudo lleva a la víctima a dudar de su propia percepción de la realidad. Si te sientes constantemente confundido sobre lo ocurrido o te preguntas si tus sentimientos son válidos, estos podrían ser signos de abuso emocional.
Es común que el maltratador desmoralice a su víctima, socavando su autoconfianza. Evalúa si has notado un descenso en tu autoestima o inseguridad en tus habilidades y decisiones que antes solías manejar con tranquilidad.
Los maltratadores pueden convencer a la víctima de maltrato emocional o psicológico de que no merece un trato mejor o de que lo hace por su bien, lo que hace muchas veces difícil salir de la relación sin buscar ayuda de los familiares o de una profesional.
El miedo es un indicador claro de que algo no está bien en la relación. Pregúntate si temes la reacción de la otra persona o si cambias tu comportamiento para evitar conflictos. Sentirse asustado no es normal ni saludable.
Las microagresiones son pequeñas acciones o comentarios que son mordaces o degradantes, a menudo pasados por alto. Si experimentas esto repetidamente, puede contribuir al desgaste emocional y psicológico.
Comprender cómo saber si estás sufriendo maltrato psicológico es un primer paso crucial para el bienestar emocional. Nunca subestimes la importancia de buscar ayuda profesional y rodearte de una red de apoyo que te brinde seguridad y comprensión.
Las personas que sufren maltrato psicológico necesitan ser escuchadas. Suelen sentir que lo que están viviendo se lo merecen (es el mensaje que han ido recibiendo; en ocasiones durante mucho tiempo y en edades tempranas). Hay que darles a entender que ellas no son culpables y que no están siendo juzgadas por la persona que las escucha, porque suele ser muy difícil admitir que se ha sido víctima de abusos.
Este tipo de relación tóxica no suele cambiar o mejorar, al contrario, el encanto del inicio de la relación tiende a desaparecer y las agresiones, sean verbales o físicas pueden empezar a manifestarse. Y aunque te parezca que tienes muchísimo amor, no va a ser nunca suficiente para hacer que el otro se decida a tratarse y a cambiar.
Si después de leer este escrito tienes la sensación de que estás sufriendo maltrato emocional o psicológico; si amas a alguien, pero le tienes miedo a menudo, corta esa relación y evita aislarte, a la vez que debes actuar como si no te sintieras culpable: ¡pide ayuda!. Pedir ayuda siempre demuestra fortaleza, nunca debilidad ya que, reconocer que uno tiene un problema que no puede resolver por sí mismo y pedir ayuda, es el primer paso para resolver el problema, a la vez que demuestra capacidad de autocrítica y, por lo tanto, fortaleza para asumir esta autocrítica.
Esperamos que este artículo te haya ayudado. Puedes seguirnos también en Youtube.
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